septiembre 01, 2006

El encuentro

Eran las doce y cuarto del mediodía de un día de verano. Hoy era el día decidido para encontrarnos por vez primera. La ocasión después de todo ese tiempo lo merecía. Allí me encontraba, nervioso y casi puntual, esperando que aparecieras...
Esperaba y esperaba buscando en cada mirada aquélla cómplice que imaginaba y no reconocía aún. Los minutos parecían horas y la inesperada incertidumbre de tu ausencia empezó a ponerme más nervioso de lo que hubiera imaginado.

Habría sido buena idea todo esto? Realmente era necesario tentar a la suerte? Era necesario. No me conformaba sólo con sus palabras escritas y mi imaginación, no. Necesitaba verla, tocar su piel, escuchar su voz y convertir en materia los deseos que nos mantenían en un incesante vaivén ó...quién sabe qué...
El lugar elegido para conocernos era conocido, público y de atractivo turístico y educativo, el Museo Cultural de Ciencia y Tecnología. La astrología, las matemáticas, la biotecnología, la ciencia molecular, etc. Temas suficientemente cautivadores con lo que podría rellenar esos huecos de...silencio... si fuese necesario.
Veinte minutos de espera...

Tras veinte minutos de intensa espera en la puerta de entrada, te vi llegar, te aproximaste, definitivamente eras tú, no me cabía ninguna duda; tu paso ligero y decidido hacia mi no hicieron más que acelerar mi pulso. Sentí mi rostro petrificado e inexpresivo, paralizado por aquélla situación tan atípica. Mis sentidos comenzaron a excitarse a medida que te acercabas.

Primero analizaba su caminar, su cuerpo, forma y color de pelo, y finalmente su rostro, que ahora de cerca podía distinguir mejor. Nos saludamos cortésmente, alegres y nerviosos sin saber muy bien qué hacíamos ahí los dos y qué nos depararía nuestro encuentro.
La visita al museo se prolongó por espacio de dos horas, que aprovechamos para reconocernos mutuamente empleando la vista, el oído y el olfato. El tacto y el gusto estaban reservados exactamente igual que en nuestros encuentros virtuales... al menos por ahora...
Las distintas salas albergaban diferentes temáticas a las que mostrábamos un interés entusiasta que realmente pretendía distraer la situación, era el momento perfecto para poder por fin conocernos sin comprometernos e importunarnos demasiado. Si la decepción afloraba podríamos retirarnos amablemente. Analizaba, mejor dicho, analizábamos las posibles variables del momento mientras nos observábamos disimuladamente, escudriñándonos de arriba abajo, de izquierda a derecha. Ahora éramos reales, de carne y hueso. Libres y dispuestos a correr riesgos, y no sólo físico...quién sabe.
Convinimos tras la visita comer juntos. La complacencia de este hecho hizo que nos relajáramos un poco más. Alimentos típicos que te pueden ofrecer en una terraza soleada a orilla del mar. La dorada a la sal y la lubina a la espalda hicieron las delicias de nuestros paladares, todavía más a medida que rebajábamos nuestra botella de vino blanco. El viento mecía sus cabellos y su sonrisa me cautivaba. Aparentaba ser toda una mujer, locuaz, expresiva y alegre de carácter, como si sus sueños de niña aún estuvieran esperando ser despertados... Pero a su vez, mi intuición me revelaba aspectos menos infantiles que reflejaban quién era, cómo era... Sus cicatrices no eran mayores a las mías y a su vez no más pequeñas tampoco. Era una mujer madura, pero no ocultaba su satisfacción por el encuentro premeditado...con alevosía...

La dilatada sobremesa merecía ser saboreada aún más si cabe, disfrutando de un buen café, una copa y de su grata compañía. Por momentos me perdía en la conversación sin saber qué me decía, observando el movimiento de sus labios y las expresiones de su rostro, de su mirada; me penetraba y embriagaba de tal modo que mi propio control quedaba en entredicho. La energía con la que me atravesaba se abría camino hasta mis adentros, de tal modo que tuve una reacción incontrolada que no se hizo esperar más, necesitaba sentir más. El sentido del tacto comenzó a bullir en mi interior... la proximidad de su cuerpo, sus manos sobre una mesa casi vacía meciéndose al compás de su voz parecían sugerir ser acariciadas, rozadas, y por qué no, besadas... La tentación de su atractivo me incitaba a acercarme más, y esto comenzó a inquietarme. Nuestra situación requería mayor dosis de autocontrol. Debía cambiar el rumbo, pues ella parecía disfrutar de ello mientras yo me desmigaba...


El atardecer de ese día de verano fue sutil y esquivo, el día dio paso a la noche mientras ensimismados caminábamos a orilla de mar, descalzos y mojados los pies. Ahora ya había perdido parte del control y nuestras manos se entrelazaban suavemente. Su tacto me estremecía, podíamos sentir los latidos a través de nuestras manos. Deseaba más, deseaba su cuerpo entero en un rito de amor y fantasía sin saber porqué...tanto. La proximidad de su rostro al conversar era cada vez mayor hasta el extremo de sentir su dulce aliento cerca de mi boca, y los deseos ardían por mis venas, mi razón se perdía en vahídos descontrolados y ahora era entonces cuando el sentido del gusto me dominaba. Necesitaba saborear sus labios, su cálida lengua. Necesitaba abrir ese maravilloso canal y conectar mi aliento con su Alma. Besarla suave y dulcemente hasta penetrarla e inhalarla. Y exhalar la mía hasta mezclarnos intensamente...deseaba dar paso a una pasión jamás olvidada pero ausente, sólo nuestra, suya y mía. Tan atemporal como universal y tan conocida por los dos...

Nuestros cuerpos unidos, quietos sintiendo el vaivén del agua recorriendo nuestros pies, susurrándonos sus olas, abrazados, poseídos, enredados brazos y bocas durante un largo instante. Nos besamos, nos comprendimos más allá de la razón mientras luchábamos por no perder el equilibrio; para no caer en la arena y enredar nuestros cuerpos más allá de la cordura y de otras almas que allí se encontraban; y al mismo tiempo para no caer en ese profundo agujero...que sabemos...y del que tanto cuesta salir...

Te susurré como hacían las olas al oído, hermosos deseos de amor, pasión y posesión, que nos mantuvieron habitando en nuestro limbo recién creado. No pudimos eludir nuestros deseos. Caminamos abrazados en dirección a ninguna parte, pero nuestros pasos nos condujeron al íntimo lecho de la pasión, de las caricias y de la entrega. Nos amamos sin prisas, suavemente, nos amamos cálidamente, entregados al placer. Todo por ese fugaz instante en el que nos desprendemos de nosotros mismos para ser la mitad de algo bello y hermoso. La mitad de ti...

6 Comments:

Blogger BAR said...

NO SE PORQUE TENGO EL PRESENTIMIENTO DE QUE DEBERÍA HABER UN LINK AQUI AL BLOG DE ESTHER...SERÁ QUE ESTOY EN LO CIERTO Y ME ESTOY PERDIENDO DE ALGO??..-.BESOS

01 septiembre, 2006 17:21  
Blogger Cucho said...

Ahh! Querida amiga! Es que tú estás muy lejos! jajaja!

Ciertamente tenía un pequeño compromiso con Esther, como verás en anteriores entradas. No puedes perderte nada ya que todo está aquí. Pero bueno, particularmente no me venía mal hacer un poco de ejercicio imaginativo. Quizás así despierte de nuevo...
Besos Bar.

01 septiembre, 2006 21:05  
Blogger Esther Hhhh said...

Y dime una cosa Cucho, ¿ocurrió o sólo fue tu imaginación? Por mi parte confieso que ambas historias, "Noche de Vino y Rosas" y "Seduciendo los sentidos" son reales, o basadas en hechos muy reales... Con alguna licencia literaria, claro está, y la segunda, es continuación de la primera...
Felicidades, me ha gustado, eso sí, acepto el reto y seguiré escribiendo... Si es que me van los duelos, lo reconozco.
Por cierto ¿y qué pasaría si tal y como BAR sugiere, ambos contáramos la misma historia ocurrida entre ambos desde nuestros particulares puntos de vista? jejeje, me pierde la picardía, lo sé, me pierde, que le vamos a hacer...
Besos

02 septiembre, 2006 20:33  
Blogger Cucho said...

Olé, agradecido por tu felicitación, estuve a punto de no editarlo...no me acababa de convencer...
Pues verás, esta historia es pura imaginación! Y como era un reto contigo pues el enfoque fue fácil de elegir, alguien conocido como tú sólo desde la red, je je. Un poco pícaro...
La riqueza expresiva, las parábolas son más sencillas que los tuyas por lo que desarrollo más extensamente la situación y el tempo de la historia. Ha sido un buen ejercicio imaginativo...

Contestando a tu pregunta sobre la sugerencia de Bar, creo que para contar una misma historia "ocurrida entre ambos" deberíamos saber cuál es! Debería haber sucedido! ja ja! Ay! Pícara picarona! Yo me parto! Pues va a ser un poco complicado, no te parece?

Mañana me imagino que será mi última conexión con internet, pues me voy de vacaciones tres semanitas!! Bueno, quizás desde algun locutorio me conecte y exponga alguna fotillo... pero quedamos pendientes desde ya para ver qué hacemos para desarrollar este juego que gusta tanto, vale?

Lo dicho, que por mi parte no quede, aunque quizás haya un paréntesis hasta mi regreso...
Besos Esther

04 septiembre, 2006 08:16  
Blogger Esther Hhhh said...

Voy a echarte tanto de menos, mi querido Cucho...
En fin, sólo deseo que las tres semanas pasen tan cortas para mi como largas para ti, y así tu disfrutes hasta el infinito y yo te eche de menos infinitamente menos de lo que creo...
Será un placer seguir lidiando palabras contigo, jejejeje... Y si lo de la historia contada desde dos puntos de vista, pues habrá que ver como se hace (lástima de icono con guiño y lengua que te habría puesto ahora)
En fin, amigo, buen viaje y hasta dentro de muy poquito. Échame un poco de menos, que me gusta.
Besitos

07 septiembre, 2006 00:41  
Blogger Cucho said...

Cuánto tiempo sin releer este texto, y es mío! Deberé un día de estos vovler a comenzar a soñar...

24 mayo, 2017 16:24  

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